En su apogeo, entre los siglos XVI y XVIII, el Imperio Británico era 100 veces mayor que la propia Gran Bretaña. Su territorio se extendía desde África hasta la India y el Caribe, mientras Gran Bretaña importaba materias primas entonces novedosas como el té y el caucho, y se convertía en una de las principales potencias de la época.
Aunque es fácil dejarse llevar por la sensación de aventura trotamundos de la época, también es importante recordar que la historia del colonialismo a menudo no fue bonita. Para la corona británica, las tierras que colonizaba no eran más que fuentes de materias primas para el comercio y la navegación, y estaba dispuesta a subyugar violentamente (o simplemente esclavizar) a las poblaciones nativas en busca de riqueza y poder.
Es importante recordar estas cosas al hablar de un aspecto del periodo que aún se celebra: la aparición de la decoración colonial británica clásica. Con su enfoque ecléctico y su cuidadosa interacción de tonos suaves y aireados y acentos oscuros, el estilo reinante de la época sigue siendo popular hasta nuestros días. También es menos recargado (y más versátil) de lo que cabría esperar. Vamos a cubrir algunos de los aspectos básicos.
Elementos de la decoración colonial británica
En su apogeo, la decoración colonial británica combinaba aspectos sobrios del diseño victoriano con detalles extraídos de materiales y tradiciones locales. Paredes encaladas y telas vaporosas contrastaban con la teca o la caoba autóctonas, mientras que el uso de palmeras, helechos y otros elementos naturales reflejaba la fascinación por la vida vegetal local.
La influencia del diseño asiático, caribeño y africano también podía sentirse en el uso de telas eclécticas, estampados distintivos y accesorios únicos recogidos en viajes por todo el mundo. Mientras tanto, el uso de muebles de ratán y bambú (así como artículos como mesas de escritorio plegables) aportaba otra dimensión de textura que es quintaesencia colonial.
En conjunto, la decoración colonial británica representa una unión de enfoques tradicionales (pero entonces modernos) del mundo occidental con elementos estilísticos tomados de las naciones colonizadas. En estos espacios, la decoración tiende a ser aireada y ligera, con telas onduladas y contraventanas estilo plantación diseñadas para proporcionar una atmósfera refrescante en lo que normalmente eran climas cálidos y tropicales.
Cómo incorporar la decoración colonial británica
El elemento central de la decoración colonial británica es el contraste de tonos claros y oscuros. Considere la posibilidad de utilizar una pintura blanca suave para las paredes y de equipar las ventanas con telas ligeras y vaporosas para conseguir esa sensación de oasis fresco en un entorno tropical. Puede igualar el aspecto contrastado de los suelos de madera oscura de la época utilizando un tinte en los suyos, al tiempo que añade otros acentos de madera como contraventanas de plantación o una cama clásica con dosel.
Este estilo de decoración también ofrece muchas oportunidades para lucir sus obras de arte favoritas y las chucherías adquiridas durante los viajes al extranjero: añaden interés visual a la vez que se mantienen fieles a la estética viajera de la época. Nos encanta reutilizar objetos como baúles y maletas vintage para crear un ambiente de aventura.
La tendencia actual de utilizar estampados botánicos y vegetación también juega bien con un enfoque colonial británico clásico. Esta es una ocasión en la que todo lo viejo vuelve a ser nuevo: muchos de estos toques contemporáneos no habrían estado fuera de lugar durante la época colonial original, y además pueden contribuir a ese juego de claroscuros que define la paleta de colores del estilo.
Por qué es importante la historia de la decoración colonial británica
No hay nada malo en decorar su casa con un estilo colonial británico. Es una estética hermosa que se mantiene hasta nuestros días por una razón. Pero si decide adoptarlo como propio, es importante reconocer la realidad histórica que hay detrás de cómo surgió en primer lugar.
El Imperio Británico no fue un gobernante benigno sobre las tierras bajo su control. Tomó el poder por la fuerza y subyugó violentamente la mayoría de los intentos de resistencia. En la década de 1870, la India perdió más de cinco millones de personas a causa de la hambruna mientras estuvo bajo dominio británico, incluso cuando el país exportaba al resto del mundo cereales cruciales para su propio suministro de alimentos. En Kenia, hasta 1,5 millones del grupo étnico kiyuku fueron recluidos en campos de concentración tras protagonizar un levantamiento político contra el dominio colonial.
Esto es sólo una pequeña muestra de lo que significó el imperialismo británico para los colonizados. Pero del mismo modo que podemos apreciar las obras de arte creadas durante los periodos más oscuros de la historia, podemos reconocer (e incluso celebrar) la belleza de la estética característica de la época.